domingo, 10 de diciembre de 2006

La muerte de Augusto Pinochet

Ha muerto el ex dictador Augusto Pinochet. Es muy difícil mantenerse al margen del hecho. No he borrado de mi mente, la impresión que viví, cuando se bombardeó el Palacio de la Moneda y cuando se conoció la noticia de la muerte del presidente Salvador Allende. En 1973, recién ingresaba yo a la Universidad y tuve la oportunidad de escuchar en Bogotá (Colombia) la narración de los hechos y las opiniones de la radio internacional. Hay recuerdos imborrables, como, cuando se quemaban libros y revistas en las calles y se conocía de la tortura, desaparición y muerte de niños, mujeres y hombres.

Es increíble que en pleno siglo XXI, después de todo el desarrollo de la humanidad, desde el Milagro Griego y todo el avance del conocimiento humano, continuando con Kant y el concepto de La Ilustración ( no más obediencia ciega a la autoridad) reclamando el ejercicio universal de la razón, tenga, el ser humano, que vivir tenebrosos episodios como el que vivió Chile durante 17 años.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que tenga una excelente semana!! :cool:

Artic dijo...

Sólo queda esperar que la humanidad aprenda de los errores y del nefasto siglo XX. Hay muchas lecciones sobre las que volver la vista.

DaROoZTa dijo...

Aterrador ¿no es cierto? que después de ver, de conocer, de absorber casi universalmente una mirada humanística a través del arte, la filosofía y las ciencias, el animal humano tenga aún dominio sobre aquel que es razonable. En nombre de la patria, de Dios, y otros de conceptos excluyentes, aquel hombrecillo natural y salvaje ha cometido horrores inmencionables. ¿Aprenderemos? ¿Reinará algún día el hombre civilizado que se preocupa por sus similares? Quien sabe. Entre tanto alegremonos de que un periodo tan nefasto y oscuro para nuestros hermanos chilenos ha terminado con la muerte de este monstruo.

Roberto de Jesús Vallejo Jiménez dijo...

Andrés
Comparto con alegría lo que dices.
Ahora toca trabajar más duro para curar las heridas y el odio. La responsabilidad es inmensa